El siguiente artículo forma parte de la serie de publicaciones sobre Perspectivas GovTech, escritas por los fellows del programa GovTech LATAM. Las opiniones y puntos de vista expresados en este contenido corresponden únicamente al autor y no representan necesariamente la posición del IE PublicTech Lab ni de BID Lab. El propósito de estas publicaciones es fomentar el debate y la reflexión en torno al ecosistema GovTech en América Latina. Cualquier error u omisión es responsabilidad exclusiva del autor.
Hoy en día, con la transformación digital en marcha, los gobiernos de todo el mundo están evaluando cómo la adopción de innovaciones tecnológicas puede mejorar los servicios públicos y la gobernanza. Entre las innovaciones más prometedoras se encuentra la inteligencia artificial (IA). Sin embargo, los gobiernos deben abordarla siguiendo una estrategia clara y coherente que asegure que los valores de inclusión, pluralidad y justicia estén representados. La colaboración entre los sectores público y privado, junto con marcos normativos adecuados y una base sólida de gobernanza de datos, será clave para el éxito en la implementación de la IA.
El potencial de la IA no reside únicamente en su capacidad para optimizar operaciones, sino también como herramienta valiosa para ofrecer servicios de gobierno centrados en el ciudadano y sus necesidades, fomentando gobiernos más proactivos. Para que los sistemas de IA alcancen su máximo potencial, los gobiernos deben asegurarse de que estas tecnologías se diseñen para ser justas, accesibles e inclusivas. Desde un punto de vista técnico, esto implica incorporar conjuntos de datos diversos que representen a diferentes grupos sociales, étnicos y económicos, lo que ayuda a minimizar sesgos y a diseñar políticas que beneficien al mayor número de personas posible. Las colaboraciones entre el sector público y privado pueden ser fundamentales en este proceso, desarrollando sistemas de IA que prioricen los estándares éticos al mismo tiempo que proporcionan beneficios tangibles para la sociedad. Esto se resuena con el espacio GovTech que destaca la innovación y la tecnología en la administración pública para mejorar los servicios y procesos públicos, resolviendo problemas complejos y generando impacto en la sociedad.
El ecosistema GovTech juega un papel crucial aquí, integrando tecnologías avanzadas para optimizar los servicios públicos. Las alianzas público-privadas en GovTech permiten a los gobiernos aprovechar innovaciones tecnológicas sin incurrir en grandes costos o enfrentar limitaciones técnicas.
Al colaborar con el sector privado, los gobiernos pueden implementar soluciones tecnológicas más ágiles y adaptadas a las necesidades de la ciudadanía, como plataformas digitales y automatización de procesos. Estas alianzas no solo mejoran la eficiencia de los servicios públicos, sino que también fortalecen la infraestructura digital necesaria para hacer frente a desafíos como la gestión segura de datos y la ciberseguridad. En muchos casos, esto es clave para que los gobiernos puedan ofrecer servicios más accesibles y eficientes, especialmente en regiones con recursos limitados.
A medida que la IA se integra en el sector público, es necesario que el rol de los funcionarios evolucione también. Esto no significa que deban convertirse en expertos en tecnología, si no los gobiernos deben enfocarse en dotar a sus funcionarios con un conocimiento básico de las nuevas tendencias tecnológicas, capacitándolos para aprovechar las herramientas más relevantes y liderar iniciativas de gobernanza digital. Así funcionarios públicos pueden ir más allá de lo técnico, promoviendo la adaptabilidad y una conciencia ética en el uso de nuevas tecnologías. Asegurando el cumplimiento de las normativas tecnológicas y entendiendo los marcos legales que rodean el uso de herramientas digitales. Los gobiernos se verán desafiados a entender su rol en este ecosistema de innovación, así como conocer y potencializar organizaciones locales.
Es imperante no ver la IA como una solución aislada a los desafíos de la administración pública, sino como un componente esencial dentro de una estrategia más amplia de transformación digital. Para que la IA tenga éxito en el sector público, en primer lugar, los gobiernos deben establecer sistemas robustos de gobernanza de datos, garantizando que los datos sean abiertos, gestionados adecuadamente y seguros. El potencial de la IA solo puede desplegarse plenamente cuando se apoya en infraestructuras y políticas apropiadas, que incluyan normas de privacidad y estándares éticos que aseguren su uso responsable.
A medida que los gobiernos avanzan desde el análisis descriptivo hacia el predictivo, la IA puede desempeñar un rol clave en la previsión de tendencias, la identificación de riesgos, como los climáticos, y la toma de decisiones políticas proactivas. No se trata solo de hacer más eficientes los servicios públicos; la IA puede también fortalecer la relación entre el gobierno y los ciudadanos. En el ecosistema GovTech, la IA puede facilitar procesos de gobernanza participativa, permitiendo a los gobiernos trabajar junto con los ciudadanos para co-crear soluciones a los problemas locales.
El éxito de la IA en el sector público depende de una estrategia de colaboración público-privada cimentada en tres pilares fundamentales: una sociedad empoderada por los datos, un gobierno que entiende su rol como potencializador de la IA en su ecosistema, y una gobernanza de datos e IA que sea confiable y centrada en el ciudadano.